Hace varios años llegué a los Estados Unidos como inmigrante venezolana, enfrentando los desafíos y oportunidades que conlleva comenzar de nuevo en un país diferente. Mis primeros pasos en el mundo de los negocios y la preparación de formularios migratorios fueron impulsados por el deseo de ayudar a amigos y conocidos de forma gratuita. Lo único que me diferenciaba en ese momento era mi dominio del inglés, una herramienta invaluable para quienes necesitaban apoyo en su proceso migratorio.

Con el tiempo, la demanda de mi ayuda creció, y pronto me di cuenta de que el tiempo ya no me alcanzaba para seguir prestando estos servicios de manera informal. Fue entonces cuando decidí apostar por mí misma e invertir todas mis energías en crear mi propio proyecto de prestación de servicios profesionales.